9 de marzo de 2011

España - Elciego (Álava)

Una rápida visita a una bonita villa

El día 19 de enero se cumplieron 20 años de una boda, la nuestra,  y decidimos celebrarlo con una escapada. El lugar elegido fue especial, no podía estar muy lejos por aquello de no conducir demasiado, y no tener que depender de aviones para un desplazamiento más largo; queríamos disfrutar de nosotros más que de una ciudad. Nos fuímos a la localidad de Elciego, situado en la Rioja Alavesa.

El sábado 5 de febrero, por una cuestión de logística gastronómica no pudo ser el fin de semana posterior al 19 de enero, salimos muy temprano de Madrid en dirección allí, para prevenir imprevistos circulatorios. Como llegamos bien de tiempo, y aunque pasear por Elciego no estaba en nuestros planes originales, aprovechamos este tiempo extra para darnos un paseo por esta bonita localidad, aunque no teníamos datos sobre ella.

Ayuntamiento, del siglo XVIII.


Plaza Mayor, al fondo la Ermita de la Virgen de la Plaza (estaba cerrada) con planta octogonal.


Casa de los Hierros, en un lateral de la Plaza Mayor. 




El pasado señorial de la villa se palpa en los impresionantes escudos en las fachadas de sus casonas (el segundo corresponde a la mencionada Casa de los Hierros).



Afortunadamente el día nos acompaña con el sol y da gusto pasear por sus tranquilas calles medievales, por la Calle del Norte alcanzamos la oficina de información, situada en la Casa de los Maestros, donde nos dan un mapa y por supuesto información de la villa y de las bodegas de la zona. 


Callejeamos algo más y por una de estas alles asoman dos torres que nos llaman la atención.

 
Pertenecen a la Iglesia de San Andrés, de los siglos XVI al XVIII. Cuando llegamos sale una señora cerrrando la puerta, le damos los buenos días por aquello de ser educado y porque tiene la llave, pero no hacemos el intento de preguntarla para visitarla, estamos tranquilos y sin prisas, si colaba para entrar sin más bien. Para visitarla se solicita en la oficina de información, en su interior destaca un retablo barroco.


Tomamos la Calle de El Barco que conduce a un mirador sobre los viñedos y sobre el Hotel Marqués de Riscal. Aunque desde aquí no tiene su mejor vista, que es llegando por la carretera pero no hay lugar para pararse (o no se debe).

Fue un paseo corto por la localidad, que creo que se merece una segunda visita para disfrutarla más y mejor, pero como no era la idea primordial y nosotros teníamos una cita concertada no pudimos dedicarle más tiempo. 

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