27 de marzo de 2014

Chile - De Puerto Natales a Punta Arenas



La ruta del Fin del Mundo (Volare o no volare, Lan Lan Lan)

Puerto Natales nos recibe gélidamente tras nuestra excursión por el Seno de Última Esperanza, es decir, que hacía un frío de… narices, y en el muelle de Puerto Bories tardamos en encontrarnos con el transporte que nos llevaría hacia el hotel, lo que hace que nos vayamos congelando poco a poco. Finalmente aparece y en el hotel lo primero que intentamos hacer es el check-in del vuelo que tendremos dentro de dos días, pero internet nos vuelve a dar un susto, no se puede realizar por falta de datos de los pasajeros (la sombra del overbooking planea sobre nuestras cabezas). Solución, llamar a LAN para intentar resolver el tema, pero la conexión telefónica es un desastre, me entero a medias de la conversación, parece que se arregla, y aunque así nos lo confirman seguimos sin poder hacer el check-in como nos habían dicho. Tiro la toalla aérea y confío en que sea cierto y si no LAN y el destino proveerán. 


Todo este trajín telefónico nos ha retrasado en nuestros planes, habíamos quedado a comer con nuestros nuevos amigos chilenos en la ciudad, en un restaurante que allí llaman picada, un restaurante informal (lo asimilo a lo que llamamos taberna en España) y vamos con retraso para prepararnos. Para colmo, el tiempo vuelve a ser infernal, continúa el frío gélido y ahora lo hace acompañado con un fuerte viento, como el día de nuestra llegada. Finalmente decidimos llamar a nuestros amigos para cancelar, so pena que ellos insistieran y yo no hubiera necesitado mucho para animarme a salir contra viento y nieve, pero ellos se quedaron dormidos (dato que conoceremos al día siguiente) con lo que no atendieron nuestra llamada. 


Con este cambio de planes, decido aprovechar esa bonita bañera de la habitación del hotel para relajarme, ya que una de estas bañeras son de esas que soñamos para nuestros minúsculos baños. Tras el plácido relax bajamos a cenar al restaurante del hotel, no con mucho entusiasmo por mi parte, pero era la mejor opción (no hay fotografías, bajamos en completo relax) pero había que ser prácticos. 


Como tenemos tiempo, hacemos las maletas, cada vez queda menos ropa limpia a guardar, y casi en las maletas de mano nos cabe la ropa que utilizaremos en los próximos y últimos días en Santiago. 


Hago un inciso para contar que una excursión opcional desde Puerto Natales es cruzar a Argentina y a su Parque Nacional de Los Glaciares, para conocer al mítico Perito Moreno, pero al igual que no hicimos el cruce de lagos desde Puerto Varas, tampoco hacemos un cruce de glaciares, Argentina tendrá su momento completo. 


Amanecemos con tranquilidad, el transfer a la estación de autobuses no lo tenemos hasta las 9.30 h. Desde la habitación tenemos imágenes de los efectos del temporal de la noche, y nos preocupa un poco que no podamos salir de Puerto Natales; la nieve, sin llegar a ser de gran cantidad sí que ha cubierto la ciudad y tengo que recordar que para salir de la ciudad hay que viajar por carretera. 
 





La primera sorpresa de la mañana es que no hay luz en el hotel, se ha producido un apagón, un generador mantiene la iluminación de emergencia y poco más. El ascensor no funciona y nuestra habitación está en la última planta… nos tocará cargar con las maletas por las escaleras. Lo que sí está claro es que hemos tenido suerte con la meteorología, ya que hemos podido hacer las dos excursiones contratadas, al Parque Nacional Torres del Paine y a los glaciares Serrano y Balmaceda, con toda seguridad con un día como el de hoy no hubiéramos podido realizar ninguna y no hubiéramos podido disfrutar el bonito paisaje que ambos ofrecen. 


El plan original tras terminar de desayunar era haber paseado por la costanera del Canal Señoret y del Seno Última Esperanza, pero el viento me hace desistir, fue un salgo y entro rápido (me estoy haciendo mayor aunque no quiera, antes esto no me hubiera frenado sino que incluso me hubiera incentivado). Mi pareja (valiente y sin piedras en los bolsillos) si sale un momento al exterior, por lo menos para tener una mejor foto del bonito, estético y adecuado Monumento al Viento que se encuentra en la Costanera, y de la que tenemos una réplica en tamaño mini en la habitación. 




Y aunque los veréis pequeñitos, allí estaban ellos para despedirnos, unos cisnes de cuello negro





Durante el desayuno nos comentan que la nieve y el apagón de hoy no es nada, que en 1995 sufrieron lo que llaman el terremoto blanco, incomunicados y casi sepultados por la nieve durante varios días…esto sí que sería el Fin del Mundo. 


Al no pasear por la costanera nos perdemos ver algunas de sus esculturas, a las que hemos visto al pasar con los vehículos pero que no han sido capturados decentemente; principalmente se trata de dos: una, por supuesto, del milodón, símbolo de la ciudad de alguna manera; y otra, de los dedos de una mano saliendo de la acera, que es una reproducción de otra que se encuentra en el desierto de Atacama, y a la que no nos acercamos. Seguimos con la relación de lugares pendientes. 


A as 9.30 h pasan a recogernos para llevarnos a la estación de autobuses, a las 10 h saldremos en dirección a Punta Arenas, en esta ocasión con Buses Pacheco, que hoy se trata de un autobús de dos pisos y estamos sentados en los asientos delanteros del superior, con lo que tendremos todas las vistas posibles, y no solo al paisaje sino a esa carretera helada, ¿llegaremos a destino?




Un detalle que tienen es que uno de los encargados de la compañía, que controla pasajeros en las diferentes paradas, nos limpia el cristal del vaho producido para que podamos tener una mejor visión, ¡gracias!. Durante el viaje, el conductor se permite el lujo de adelantar a otro autobús…




Si el viaje de ida lo hicimos de un tirón, en este de vuelta vamos parando en las estancias para que se vayan subiendo o bajando personas, supongo que serán trabajadores de ellas cambiando turnos. 




El viaje nos resulta muy entretenido a pesar del aspecto helado de la carretera, y es que son paisajes preciosos que además nos acercan a la dureza de la vida en estas condiciones. 





Las estampas puramente invernales parecen postales a nuestros ojos. 




Continuamos haciendo paradas, lo que nos retrasa respecto a otros autobuses de otras compañías que han salido a la misma hora que nosotros, pero al fin y al cabo Punta Arenas no va a estar más lejos por llegar diez minutos más tarde (menciono este detalle para aquellos que viajen si quieren preguntar en las compañías si el viaje es directo o con paradas). Esperar con este tiempo al autobús junto a la carretera no parece nada agradable. 





Tras dos horas de camino aproximadamente, la nieve comienza a despejarse en el paisaje y la carretera, como si no hubiera existido nunca y todo hubiera sido un producto de nuestra imaginación. 




Y aunque no capturado de forma totalmente visible, por fin un cartel de carreteras con el nombre mítico, Ruta del Fin del Mundo. 




La ausencia de nieve ha dado visión a la pampa patagónica que había debajo de ella. 




La última parada del autobús antes de llegar a Punta Arenas es en el aeropuerto Presidende Carlos Ibáñez de esta ciudad, lo que da posibilidad de enlace de vuelos desde Puerto Natales.




Pasados cuatro minutos de la hora prevista entramos en Punta Arenas, donde en la estación de autobuses de Buses Pacheco, que como ya mencioné no hay una estación central sino que cada compañía tiene su propio edificio, nos espera de nuevo el simpático y dicharachero Obdulio, que ya nos había recogido el día de la llegada y volvemos a circular por la larga avenida Manuel Bulnes.


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