Estatuas
y monumentos
Desde la calle 2 y el
Edificio Central de Correos y Telégrafos volvemos a salir a la avenida Central,
peatonal durante un buen tramo, donde por sorpresa nos topamos con la estatua de La Chola, cuya existencia
sabíamos pero desconocíamos su ubicación exacta. Es una escultura en bronce
realizada por Manuel Vargas, mide 2,10 m y pesa unos 500 kilos, un homenaje a
la mujer guanacasteca (Guanacaste es una de las provincias de Costa Rica).
En la misma avenida,
y casi junto a esta escultura, otra escultura, en esta ocasión un homenaje a
uno de los productos estrella del país, el café, con el que comenzó la
prosperidad.
Continuamos por la
avenida Central y luego tomamos la calle 4, al fondo el moderno edificio del
Banco Nacional sobre uno del mismo banco de factura más clásica y más antiguo. Hemos dado una vuelta larga sobre el edificio de Correos.
A la derecha, en una
pequeña explanada ajardinada frente al edificio del Banco Central de Costa Rica
(en esta zona se mueve el dinero), el Monumento a los Presentes, realizado en bronce por Fernando Calvo;
un conjunto de ocho figuras que homenajea a los constructores de Costa Rica. Es
una escultura impactante, por la expresión de los rostros de las figuras,
rayando algunos me parece en una tristeza dolorosa, cuando creo que deberían tener una sonrisa
esperanzadora, pero bueno, esto es demasiado personal del autor y de mí misma
como para ponernos de acuerdo en la distancia; en lo que estaremos de acuerdo es en la expresividad de los rostros.
Volvemos a la avenida
Central, donde vemos el busto de Don José María Castro Madriz, primer
presidente de la República de Costa Rica, elegido en 1848, que declaró a Costa
Rica república soberana e independiente, además de crear la bandera actual.
Por la avenida
Central llegamos al Mercado Central,
que ya sabemos que estará cerrado, es domingo, por lo que una visita que
resultaría interesante, eso creemos, nos la perdemos, como ya sabíamos. Fue
construido en 1880 y en su interior sus puestos venden de todo, hasta
camisetas, pero lo más demandado por los turistas son sus sodas, pequeños bares
que ofrecen platos tradicionales.
Se alza la cámara lo que dan los brazos y se intenta tener una pseudo fotografía de su
interior.
Seguimos el paseo por
la avenida Central y nos encontramos con unas esculturas en metal de unos perros, es
un homenaje al zaguate, al perro callejero.
A partir de aquí, más
o menos a la altura de la calle 8, la afluencia de gente en la avenida es menor.
En el cruce de la
avenida Central con la calle 10 está el Edificio INS de La Merced, en un estilo
art déco que nos sorprende gratamente.
Nos desviamos por la calle
12 para llegar hasta el lugar donde queríamos, la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced, de la que no tenemos
información pero cuando entramos en la ciudad desde el aeropuerto nos llamó
mucho la atención y nos cambió los planes de ruta que en un principio teníamos
preparados.
Su construcción se
inició en 1894 en estilo neogótico sustituyendo a un templo anterior destruido
en 1888 por un terremoto, terminándose
hacia 1907.
En los jardines de
alrededor de la iglesia la escultura de Cristo en el camino, realizada por
Josefina Genóvese.
En el interior, que
nos sorprende también gratamente, se está celebrando la misa, por lo que entramos pero
no nos adentramos demasiado, no queremos molestar. Está dividido en tres naves,
la central de más altura que las laterales. Destacan el suelo de mosaico y las
columnas decoradas.
Frente a la iglesia
se encuentra el parque Braulio Carrillo o parque de la Merced,
bastante concurrido a esta hora de la tarde, donde está la estatua homónima de
este Jefe de Estado de Costa Rica.
En el parque también
hay una gran piedra esférica, es una construcción no original en homenaje a las
numerosas esferas de granito que se encuentran en la península de Osa, de época
precolombina, pero de las que no se sabe la razón de su existencia, si estaban
relacionadas con lugares sagrados o con cementerios.
En la esquina de la
avenida 2 con la calle 10 un trío de camisetas nos llama la atención, son los futbolistas ticos internacionales: Joel Campbell, jugador en el Sporting
de Lisboa, que en España ha jugado con el Betis y el Villarreal; Keylor Navas,
portero del Real Madrid (con sus defensores y detractores, la sombra de
Casillas es alargada); y Bryan Ruiz, también jugador del Sporting de Lisboa, que de
momento no ha pasado por España. Nosotros durante el paso por el país iremos
cambiando la frase de “somos de Madrid” por “somos de Keylor”.
Caminamos por la
avenida 2, y las construcciones siguen siendo una mezcolanza total: edificios
antiguos, edificios en mal estado, edificios nuevos; no podemos decir que sea
una ciudad que impresione por su belleza, pero es cómoda para caminar, descubrir su vida cotidiana y no nos parece insegura, por lo menos a estas horas de la tarde que lo estamos haciendo.
Volvemos a salir a la
avenida Central, donde ahora nos encontramos con una vaca colorida, una
reliquia de la cow parade celebrada en el 2008 en la ciudad. Esta vaca es un
homenaje a Marito Mortadela, un “cantante” de la calle con discapacidad que era
bastante conocido en San José, y al que se podía encontrar junto a la vaca con
su guitarra de juguete. La vida y la historia nos atropella, Marito falleció en
2014.
Por la avenida
Central llegamos hasta la plaza de la Cultura, junto al Teatro Nacional, plaza que está cerrada por
rehabilitación y reacondicionamiento, pero que cuando está en uso es muy
aprovechada por los josefinos. Junto a la plaza hay una fuente con una torre
con reloj, que debe ser un punto de encuentro.
Hemos concluido nuestra pequeña excursión por Chepe, que al menos nos
ha resultado curiosa, aunque nos hubiera gustado visitar alguno de sus museos,
pero los horarios no nos acompañaban. De camino al hotel pasamos por una
tienda, regentada por chinos, y hacemos acopio de frutos secos y sobre todo de
agua, que mañana emprendemos viaje a Puerto Viejo de Talamanca.
Durante el recorrido
hemos ido mirando restaurantes o bares cercanos al hotel Presidente donde estamos alojados, pero no
vimos ninguno que nos llamara lo suficiente la atención, así que decidimos
cenar en el mismo hotel.
Pollo caprese con
queso Turrialba y arroz de hierbas.
Lomito en salsa
gastric con arroz al cilantro (teniendo cilantro, está claro que es para mí, mi
pareja a estas hierbas les tiene un profundo odio, y en Uzbekistán acabó hasta
las narices de ella). A pesar del buen aspecto de la carne en algunos trozos se
hacía “bola”, pero de sabor estaba rica.
Para acompañar la
comida cerveza nacional, Imperial, que no sé si es que era de grifo o
sencillamente la sirven así desde la botella (creo que lo segundo).
De postre compartimos
un carpaccio de piña con helado de vainilla.
Mapa del recorrido:
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